Ficha película

Título:
La vida de nadie
Director:
Eduard Cortés
Intérpretes:
José Coronado, Adriana Ozores, Roberto Álvarez, Marta Etura
Calificación:
Crítica

Tan austera es su factura como certera y ácida es la reflexión sobre la “sociedad del bienestar” que muchos medios de comunicación se han empeñado en transmitir: a una determinada edad, uno tiene que haber conseguido un trabajo fijo, estable y bien remunerado, haberse casado con una mujer bella y complaciente, haber tenido un hijo sano y guapo, tener un coche de la marca tal –que te define como ciudadano de un estatus determinado- y vivir en un gran chalet de un barrio residencial de lujo. Y si uno no ha conseguido eso, pues directamente, es que es un fracasado.
Por esto, y porque un pobre hombre sólo quiere la felicidad de su familia al precio que sea, se empieza un peregrinar de mentiras para sostener la ilusión de una vida perfecta, en la que Emilio Barrero es economista del Banco de España, tiene una esposa modelo, vive con su familia en una casa impresionante y todo en su vida es, sencillamente, perfecto. El problema es que no es su vida, ni su trabajo, ni su casa ni nada de nada. Todo es mentira. La original propuesta argumental de Eduard Cortés y Piti Español logra hacer reflexionar sobre toda esa colección de bienes materiales casi obligatorios para conseguir la felicidad, so pena de la comparación con todos los que te rodean.
Aunque la estructura dramática de la película tiene algunos momentos algo bajos de ritmo –estancando la historia momentáneamente, en su progresión argumental- el film es tan entretenido como ver hacer un frágil castillo de naipes, en el que la más mínima brisa de aire puede destrozar toda la construcción. Sin lugar a dudas, además de la complicidad con el espectador, por la sarta de mentiras que el protagonista tiene que urdir para sobrevivir, el gran elemento a tener en cuenta son las interpretaciones: José Coronado demuestra una notable madurez actoral, siendo capaz de mostrar con los ojos todo lo contrario de lo que está diciendo con sus palabras o con su sonrisa, realmente impresionante, como también lo está Adriana Ozores, cuya madurez física le ha reportado un registro tan profundo como bien conseguido, con las notas justas de expresividad.
En cuanto a la dirección, se echa en falta una mayor solidez y experiencia en largometrajes, aunque Cortés promete bastante, con un estilo descarnado que bebe del realismo británico –trasladado culturalmente a españa- y un punto de comedia ácida que resulta idóneo para este tipo de películas, donde existe una manifiesta denuncia contra el sistema que estamos obligados a seguir, aún al precio de nuestra propia felicidad, mintiendo u ocultando todo aquello que no deba estar presente en la supuesta vida que se espera que vivamos. Un film muy interesante, rico de matices, aunque algo falto de agilidad en su segunda mitad y algo previsible en su resolución.


Federico Casado Reina



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