Ficha película

Título:
Dime que no es verdad
Director:
James B. Rogers
Intérpretes:
Heather Graham, Chris Klein, Sally Field, Orlando Jones, Richard Jenkins, John Rothman
Calificación:
Crítica

No hace demasiado tiempo los hermanos Farrelly, que tanto dieron que hablar con su interesante e irreprochablemente original “Algo Pasa con Mary”, dirigieron una nueva cinta “Yo, yo mismo e Irene” donde cayeron en todos los errores de sus primeros filmes: la falta de imaginación y la grosería por la grosería. Quizás sea ese el único elemento por el que disfrutamos de tan peculiares personajes en “Algo pasa con Mary”, donde la agudeza con que resolvieron situaciones descacharrantes resultaba como un bien estudiado lubricante para hacernos pasar situaciones que de otra forma ofenderían hasta al convicto peor educado de una prisión turca.

Tras dicho fiasco, los Farrelly se han decidido a apostar por la producción, y como no podía ser de otra forma, han elegido un guión y un director a la medida justa de sus concepción sobre la comedia. El único problema de “Dime que no es verdad” es que exige un pacto previo con el espectador, que ha de entrar obligatoriamente en el universo de desmadre completo planteada por la desquiciada historia, que todo sea dicho, a ratos resulta verdaderamente hilarante: un hombre está buscando a su madre biológica, que lo dio en adopción cuando era un bebé. Paralelamente, dicho personaje conoce a la mujer de sus sueños y la paradoja del film comienza cuando el protagonista descubre que la chica de su vida... es su hermana materna. Las ansias de la “madre” por conseguir “un buen partido” para su hijita, y la fatalidad del enamorado chaval harán retorcerse el guión hasta las situaciones más disparatadas. Como comedia, aunque es irreverente a niveles inusitados, maneja demasiados tópicos que llegan a resultar tan aburridos como predecibles, aunque otras veces, consigue sorprendernos con giros argumentales francamente brillantes.

En cuanto a la factura, no llega a tener la complicidad que establecieron los Farrelly en “Algo pasa con Mary”, pero intenta denodadamente alcanzar ese delirante nivel musical y festivo, con puentes musicales bien ubicados. Si bien es cierto que tanto la realización, como la historia resultan desiguales -con aciertos parciales- lo que es indudablemente acertado es el nivel interpretativo de todos los actores, desde el protagonista, Chris Klein, hasta la preciosa Heather Graham -que ya demostró sus dotes para la comedia en “Bowfinger, el pícaro”- o la veterana Sally Field, impagable como madre controladora. En definitiva, un acercamiento más a una variante del género cómico que invita a desbarrar cuanto más, mejor, pero que necesariamente necesita un pulido para conseguir su efecto. No se trata del mal gusto por el mal gusto, sino por la imaginación. Y así, si.


Federico Casado Reina



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