Ficha película

Título:
Transporter
Director:
Corey Yuen
Intérpretes:
Jason Statham, Qi Shu, Matt Schulze, François Berléand, Ric Young, Doug Rand
Calificación:
Crítica

Hasta hace relativamente poco tiempo, el cine de acción era patrimonio de Hollywood. El desgaste creativo de los guionistas, y unas rompedoras apuestas llegadas de Asia –fundamentalmente, Hong Kong, en una particular mezcla de cine británico y oriental, con parámetros alucinantes que embrujaron a millones de espectadores, entre ellos Quentin Tarantino, que la digerió y regurgitó en Norteamérica- hicieron que la acción fuera pasando de lo más “limpio” a lo más visceral, sangriento y pringoso. Unir “violencia” y “acción” en un mismo paquete resulta por menos que arriesgado y equívoco. Existen muchos ejemplos en la historia del cine donde existe mucha acción y poca violencia, y lo que es peor, viceversa.
A todos nos gusta sentarnos en una sala y disfrutar durante noventa minutos de una película de acción tan bien hecha que parezcamos estar en una montaña rusa, viviendo vertiginosas aventuras, asistiendo a cruentas y espectaculares luchas y embriagarnos con la velocidad de una frenética persecución convenientemente aliñada con ráfagas de ametralladora y tiros varios. Muchas de las fórmulas comerciales se agotaron rápidamente en este género, y franquicias como la de James Bond ha tenido que renovarse en todos los ámbitos para poder encajar en un mercado donde la Playstation y las web interactivas también tienen mucho que decir. Por eso, hace ya más de una década –cuando todavía directores como John Woo y Tsui Hark no eran conocidos en Europa…- el francés Luc Besson rescribió el género con “Nikita”, un film brutal que añadía no pocos personajes a la mitología propia de este tipo de filmes. Personajes como Victor “El limpiador” luego incluso han visto prolongado su carisma en películas exclusivas para ellos, y actores como Anne Parrillaud o Jean Reno han salido de la tutela de este polémico director y prolífico productor. Auspiciando un nuevo personaje –un “recadero” que transporta las mercancías más insospechadas con absoluta seguridad, pase lo que pase- Besson ha configurado una película rompedora visualmente, capaz de dejar en muchos momentos al espectador pegado al asiento con el mismo vértigo que si estuviera en una motocicleta a cien kilómetros por hora, pero lamentablemente, la historia resulta demasiado maniquea, tópica e incluso aburrida y sensiblera en su desenlace.
Pero este film, abre una honesta brecha que debemos tener en cuenta: un nuevo tipo de acción sin complejos, que además está mejor hecho que el de Hollywood y nos resulta muchísimo más cercano que el yanqui, puesto que está hecho y concebido en Europa, donde también hay mafiosos, chicas despampanantes, coches rápidos y exmilitares dispuestos a salvar al mundo, aunque lo hagan refunfuñando.


Federico Casado Reina



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