Ficha película

Título:
La ciudad de los fantasmas
Director:
Matt Dillon
Intérpretes:
Matt Dillon, James Caan, Stellan Skarsgard, Natascha McElhone, Gerard Depardieu, Rose Byrne, Kathryn
Calificación:
Crítica

Si hay una carrera particular en los últimos tiempos ha sido la de Matt Dillon. Sus inicios fueron nada más y nada menos que con Coppola en “La ley de la calle” y desde entonces a ahora ha alternado películas comerciales con proyectos de implicación mucho más personal, demostrando una gran versatilidad en la interpretación –hacer “Drugstore Cowboy” y “Algo pasa con Mary”, desde luego, tiene su mérito-. Dillon ya empezó a cogerle el gustillo a la dirección en 1997 dirigiendo algunos episodios en programas de televisión. Pero ahora se ha enfrentado con un proyecto mucho más grande, más ambicioso para el que ha contado, nada más y nada menos, que con el escritor y guionista Barry Gifford, que ya inspirara a David Lynch en “Corazón Salvaje”. Este binomio ha saldado una cuenta muy positiva en un film que, aunque no aporta nada nuevo, está sólidamente realizado, es ágil y mantiene la tensión hasta el final.
Si mezcláramos en una cocktelera “Los gritos del silencio” y “Target, agente doble en Berlín” –esta última protagonizada por el propio Dillon, cuando era un tierno adolescente…- obtendremos algo muy aproximado al film que nos ocupa: un joven timador tiene que huir de su país hasta un país asiático exótico –Camboya- para solucionar el problemón en el que ha sido metido por su socio y mentor, pero salta del fuego para caer en las brasas, ya que al llegar, descubre que su socio ha sido secuestrado y le exigen un rescate millonario por su vida. El mayor mérito del film es sin duda recrear una atmósfera verdaderamente asfixiante, llena de polvo, humo y niebla, convirtiendo cualquier espacio en algo misterioso, sucio y amenazador. La grandeza del alma humana que puede esconderse tanto en la pobreza, como en el centro mismo del mayor ladrón del planeta también está tocada con habilidad y, aún mejor, con una gran sutilidad. Sin duda, el trabajo de Gifford ha sido encomiable a la hora de apuntalar una historia interesante, pero planteada por un novato en estas lides.
Uno de los elementos negativos del film es la falta de ritmo, que se hace patente a partir de la mitad de la proyección, enlenteciendo inncesariamente el desenlace de la historia, que resulta algo predecible –a pesar de las “trampas” argumentales que se ofrecen a lo largo del film-. Gran trabajo es el que realizan todos los actores del film, destacando Skarsgard y el veterano James Caan, que borda su papel a cada gesto, cada expresión. De lo que no cabe la menor duda, es que Dillon se ha esforzado mucho en esta su primera cinta, y que, aunque tiene mucho que aprender, evidentemente, tiene mucha madera para seguir detrás de la cámara. Y delante, no digamos.


Federico Casado Reina



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