Ficha película

Título:
La fiebre del loco
Director:
Andrés Wood
Intérpretes:
Tamara Acosta, Emilio Bardi, Carmen Barros, Luis Dubó, María Izquierdo, Julio Marcone
Calificación:
Crítica

En su tercera película, el chileno Andrés Wood ha apostado más por una comedia de situaciones, con elementos de drama social, que por todo el realismo mágico del subdesarrollo que ya mostró en su primer y excelente film “Historias del fútbol”. Enfrentando tres complejos mundos antagónicos como el de unos pobres mariscadores, el de unos especuladores que quieren hacer negocio con un raro marisco llamado “el loco” (que se supone que tiene poderes afrodisiacos) y como colofón el de unos oscuros ejecutivos japoneses que valoran dicho marisco como el verdadero oro, se hace una bonita, aunque predecible, parábola sobre las desigualdades sociales, enfrentando a ricos y pobres a la caza de la fortuna fácil.
Quizás esa obsesión haya sido la génesis del proyecto, trasladando toda la fiebre del oro que se vivió en la conquista del Oeste Norteamericano con la caza de un pobre molusco que no sabe lo mucho que vale. El elemento coral podría haber sido una de las grandezas del film, mostrando el barroco universo lleno de emociones y sentimientos encontrados, pero lamentablemente, un guión bastante pobre hace que los personajes sean algo planos y predecibles en todo momento: no hay sorpresa de ningún tipo y la historia no consigue apasionar: lejos de implicarse emocionalmente con el guión, cada una de las diferentes motivaciones de los personajes caen en la mezquindad o sencillamente en una idiotizante indolencia.
Su participación en la Sección Oficial del Festival de Venecia no fue todo lo exitosa que se esperaba, algo comprensible, al ser demasiado local, no ya en la temática rayana en el más puro surrealismo –el desmedido afán de buscar un marisco carísimo que lleva a matarse entre los pescadores- sino a todos los biotipos que muestran, en realidad, la situación económica y social de un país, tomando partido en todo momento con la dramática realidad.
Aún así, la película tiene algún que otro rasgo de comedia, bien encajado en la estructura argumental y en las diferentes y descacharrantes subtramas –las prostitutas que llegan al pueblecito de pescadores, de manera parecida a como sucedió en “Pantaleón y las visitadoras”, la errática personalidad de “Canuto”, el más famoso buceador local, etc.-. El ritmo se resiente, y sobre todo, tiene un final que no está acorde con el buen tono general del film, bajando varios enteros. En definitiva, es una parábola entrañable sobre la obsesión en la búsqueda de la felicidad, sin percatarse que quizás es el camino mismo de esa “búsqueda” está la auténtica felicidad.


Federico Casado Reina



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