Aunque ya tenía fundadas sospechas para esperar lo peor, no creía que la cinematográfica y artificialmente reconstruida parte de “El señor de los anillos” fuera peor que la primera, sencillamente porque según la obra literaria, pasan muchas más cosas. Pero contra todo pronóstico, Jackson se ha superado a sí mismo: en un desmedido interés por congraciarse con los seguidores de Tolkien, el realizador se ha afanado en ser lo más “literal” al texto original, con la consabida merma de ritmo narrativo. Porque “Las dos Torres” comete varios de los peores pecados que un film puede tener. Por un lado, aburre soberanamente, y su desmedida duración -3 horas- es en su mayoría completamente irrelevante, so pena de ser un fanático admirador de Tolkien que quiera ver hasta la última coma escrita por este autor trasladada al celuloide –que entonces, quedará de seguro complacido-. El otro gran defecto, es el intento igualmente desaforado de crear un producto lo suficientemente comercial para acceder a todos los públicos: por un lado la violencia de las batallas es completamente “limpia” y aséptica, casi sin ver nada de las brutales luchas contra las huestes del mal y del bien, que por cierto, aparecen con todo lujo de detalles en los libros. Para remate, aparecen otros personajes como Gollum, un hobbit “mutado” por el anillo o Gamling, un árbol hablador, que directamente hacen concesiones al público infantil, cambiando de tono el film cada vez que aparecen y añadiendo notas humorísticas completamente ridículas, que rompen el pretendido tono épico y grandilocuente de la presunta obra definitiva de espada y brujería. Lamentablemente, al igual que sucedía en la primera “entrega”, muchas espadas, pero de brujería y magia prácticamente nada
Otro elemento importante es que no deberíamos juzgar esta película como un film independiente del anterior y del posterior, ya que en realidad, ha sido rodada simultáneamente y su división únicamente obedece a un sentido comercial para aprovechar al público navideño de tres años consecutivos. Argumentalmente hablando, el film sigue a Frodo y Sam en su objetivo de destruir el anillo de Sauron, al igual que a sus otros compañeros el humano Aragorn, el elfo Legolas y el enano Gimli, que ayudarán al pueblo de Rohan a repeler el ataque de las tropas de Saruman, y a Pippin y Merry, que terminan hablando con unos árboles vivientes que finalmente se unirán a la lucha contra el mal. También aparece Gandalf resucitado, pero, como pasaba en la primera parte, de magia nada. La verdad, es que no me ha sorprendido nada en absoluto. Es más, ya me esperaba algo así: casi dos horas de aburridas descripciones y ampulosos diálogos teatrales, fuera de lugar, para una batallita final realizada por infografía, eso sí, muy espectacular. Pero seguro que los videojuegos sacados del film serán fantásticos, porque aquí uno tiene la capacidad de entrar en la aventura cuando le de la gana, y no cuando se la de al director o al ejecutivo de turno de la multinacional que produce, distribuye y vende la película, y que se ha dado las suficientes atribuciones como para dividir un film ya rodado en tres partes, estrenarlas cuando les de la gana, y para colmo, editar un DVD al final de todo con más metrajes para seguir exprimiendo la gallina de los huevos de oro que ahora se han inventado, pero que más que oro, parece plomo lo que ofrezca.