Ficha película

Título:
Al limite de la verdad
Director:
Roger Michell
Intérpretes:
Ben Affleck, Samuel L. Jackson, Sydney Pollack, Amanda Peet, Toni Collette, Kim Staunton
Calificación:
Crítica

Como dijo Tomás Moro, “El hombre es un lobo para el hombre”. Esta afirmación ancestral en la raza humana, aún se hace más patente en la sociedad contemporánea, y ya ni les cuento si nos referimos a la cultura Norteamericana, donde todo el mundo parece gritar, mientras corre a su trabajo la máxima de “sálvese quién pueda”. Las desigualdades económicas cada vez son mayores entre las clases sociales y eso hace que la ficticia “selección natural” realizada en las sociedades neoliberales capitalistas sea todavía más feroz que la que se puede vivir con una cachiporra en la mano.
En esa reflexión social, con vocación solidaria, hace poco vimos “John Q”, un film protagonizado por Denzel Washington donde un padre enloquecía cuando el seguro médico no le cubría el trasplante de corazón para su hijito moribundo. En este film sucede algo parecido, que también tiene elementos de unión con otra película de Joel Schumacher “Un día de furia”: dos ciudadanos supuestamente modélicos tienen un choque de coches. Uno de ellos es un joven y prometedor abogado que se juega el status completo de su vida millonaria. El otro es un agente de seguros exalcohólico que intenta rehacer su vida con su mujer divorciada y sus dos hijos. Cuando la prisa, la falta de solidaridad y el egoísmo hacen aparición tras el accidente, ambos se convertirán en dos auténticos depredadores que intentarán no sólo sobrevivir, sino que el otro rival se hunda irremediablemente.
Argumentalmente, la película se queda ahí, y el segundo acto tiene un gran bache narrativo que hace que el film se convierta en aburrido, empantanándose y sin hacer evolucionar la historia. En la película, de clara vocación televisiva, el realizador surafricano Roger Michell –cuya anterior película era una especie de orgía de “beautiful people”, “Notting Hill”- demuestra una considerable falta de madurez a la hora de abarcar una historia con pulso y ritmo, elementos indispensables de un thriller que se precie. Pero aún resulta más irritante que al final del film, haya una especie de moralina, una luz de esperanza en un ficticio “happy end” para soltar la lagrimita fácil. Resulta algo penoso que planteamientos tan originales como este no se lleven a las últimas consecuencias, porque la ficción, es ficción, y la honestidad el parámetro máximo de cualquier expresión artística. Por eso, cuando vemos una de las pinturas negras de Goya, el autor no se empeña en hacernos saber que todo es falso y que la humanidad también es maravillosa, sino que deja al observador que saque sus propias consecuencias con lo que ha visto. Eso precisametne es lo que eché en falta de la película, una mayor valentía para hacer avanzar una historia tremebunda, y la inclusión artificial –y artificiosa- de la moraleja final. Por lo demás, correctas interpretaciones, destacando el genial Samuel L. Jackson y un esforzado –aunque a ratos mediocre- Ben Affleck.


Federico Casado Reina



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