Ficha película

Título:
El último Tren
Director:
Diego Arsuaga
Intérpretes:
: Federico Luppi, Héctor Alterio, Pepe Soriano, Gastón Pauls, Eduardo Miglionico, Saturnino Garcia,
Calificación:
Crítica

Toda la pelicula comienza por una parábola preciosa y poética, en la que unos jubilados que han sido ferroviarios, deciden “salvar” una antigua locomotora –la única que existe- de las fauces de una multinacional cinematográfica norteamericana, a la que va a ser vendida por su propietario. A partir de entonces, y tras el secuestro de la máquina, recorrerán todo el país acompañados por niño. Con esta anécdota sumamente bonita, lamentablemente no se puede construir una sólida estructura argumental, ya que los personajes son completamente descritos a los pocos minutos del arranque del film y no evolucionan. Al igual que Marcelo Piñeyro realizó en “Caballos Salvajes” –donde un anciano terminaba por convencer a un “yuppie” de la verdadera situación social del país- las ansias de libertad de los protagonistas son uno de los elementos fundamentales de la historia. La justicia poética que “El profesor” –magistralmente interpretado por Héctor Alterio- intenta imprimir a esta acción, la tozudez y austeridad del personaje de Pepe –impresionante, como siempre, Luppi- y el bondadoso cascarrabias del secretario –otro puntal en la interpretación, deslumbrante Pepe Soriano- no son suficientes elementos como para realizar un guión que progresivamente se va deshinchando, y que en realidad, salvo una pequeña moraleja, no ofrece ninguna sorpresa.
El verdadero título del film “Corazón de Fuego” define mucho mejor la filosofía de todo el guión, escrito y reestructurado por el gran Fernando León –autor y director de “Los lunes al sol”- sobre todo por la firme creencia de luchar contra la injusticia de los protagonistas. La preciosa fotografía, que define unos paisajes maravillosos de Uruguay, tampoco termina de recortar una historia que se queda decididamente corta. Si se hubiera utilizado el paisaje al igual que se hizo en “Y tu mamá también” –haciéndolo partícipe de la historia, y de camino, definiendo el país y la situación de todas y cada una de las clases sociales que lo componen- seguramente se habría dinamizado notablemente la historia.
Los diálogos están muy bien escritos, y las situaciones son muy entrañables, sobre todo porque contienen un baño de nostalgia muy esperanzador, ensalzando los valores humanos por encima de los partidistas intereses económicos, políticos o mediáticos de la mayoría de los hombres. Es una película francamente preciosa y emotiva, pero también es una pena que el guión no haya sido más valiente, más incisivo, y que hubiera añadido algunas que otras notas argumentales más, enriqueciendo el mensaje y los protagonistas de una historia tierna, afable y emocionante. Pero lo que no cabe duda, es de la excelsa tripulación de este “último tren”, que da una verdadera lección magistral en la interpretación.


Federico Casado Reina



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