Ficha película

Título:
Mi gran boda griega
Director:
Joel Zwick
Intérpretes:
Nia Vardalos, John Corbett, Michael Constantine, Lainie Kazan, Andrea Martin, Joey Fatone, Kaylee Vi
Calificación:
Crítica

Es innegable: Nia Vardalos tiene talento. Esta actriz y cómica norteamericana de origen griego ha tenido un paso por varios programas de televisión y variedades, así como por varios clubs nocturnos norteamericanos, llenos de éxitos. En una de esas representaciones, Tom Hanks y su esposa la vieron actuar y decidieron –como le sucedió a Almodóvar con Antonia SanJuan- producirle su debut como protagonista cinematográfica. Y hay que ser justos, la película tiene gracia, con momentos muy chocantemente divertidos, sobre todo por el afán de encajar que tienen los dos protagonistas; ella, con una larga tradición de su familia griega –netamente mediterránea, latina 100%- y él, el más puro ejemplo de anglosajón protestante, tímido y algo soseras. La mezcla explosiva comienza cuando toda la familia de ella intente “asimilar” al nuevo miembro de la comunidad, intentando que tanto él como sus padres, se integren en las seculares tradiciones griegas –algunas tan pintorescas como escupir a alguien para desearle suerte!!-. Por esa parte, todo funciona bien pero el gran problema es que no es nada original, ni en argumento, ni en situaciones, y aún menos en la resolución del film: ya hemos visto multitud de películas –especialmente, las de las bodas con norteamericanas/os con italianos/as- en la historia del cine. Desde la trilogía de “El padrino” hasta “Hechizo de Luna”, hemos visto cómo las raíces étnicas de una comunidad expresiva, emotiva y apasionada se entremezclaban con otras tradiciones.
Entonces ¿de donde viene tanto revuelo? Como parábola argumental en la igualdad de un país que –supuestamente- no tiene racismo, ya lo hemos vivido en otros filmes como “El banquete de bodas”; y los recursos cómicos, también han sido explotados lo suyo, con las bromas típicas de los idiomas, y las antiguas matriarcas –en otro caso, patriarcas- que salvan el problema en el último momento.
Por todo ello, la amable comedia que el realizador plante, realmente funciona, se articula bien, y tiene momentos impagables. Pero sucede, que es un guión, una película, un argumento que ya es demasiadas veces tocado por la historia del cine. Si Spencer Tracy y Katherine Hepburn se esforzaban en integrar a Sidney Poitier en “Adivina quién viene esta noche” o George Chaikiris en coronar su amor con Natalie Wood en “West Side Story”… creo que se Nia Vardalos podía haber recurrido a algo mucho mayor que simples chocantes tradiciones para ahondar mediante una comedia en la integración racial de varias comunidades en la actual Norteamérica.


Federico Casado Reina



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