Uno de los géneros más complejos en el mundo del cine, incuestionablemente es la comedia. Si encima hablamos de la comedia que encima satiriza e ironiza, estamos ya ante una verdadera ingeniería argumental, que en nuestro país han tenido maestros como Luis García Berlanga. Pero lamentablemente, este tipo de filmes se confunde con la grosería fácil –véase “Torrente”- y parece que baste con reunir a unos cuantos “amiguetes”, hacer el ganso un poco, para encima forrarse.
Monzón, en cambio, ha apostado por un film mucho más serio de lo que pudiera parecer a simple vista, ya que el guión es una verdadera obra de arte que funciona como un verdadero mecanismo de relojería engrasado a la perfección. Directa heredera de filmes como “El golpe” y sobr todo, del genial “Atraco a las tres” –del que comparte el atolondramiento de los ladrones, así como la esquiva fortuna de los mismos- el realizador ha conseguido añadir una serie de notas entrañables y épicas para redondear el resultado final, que es tan divertido como delirante: un grupo de presidiarios, entre los que está un timador de poca monta y su sensual esposa, un genio informático, un particularísimo pintor y un enano acróbata, deciden realizar el gran robo, ese que les hará millonarios y les permitirá vivir como jeques para siempre. Su objetivo es el “Guernica” de Picasso, que se encuentra en un museo protegido con severísimas medidas de seguridad. Lo verdaderamente original del film, es precisamente la satirización del género de robos, en una suerte de perverso “Ocean’s eleven” –por nombrar un título reciente- donde todos los componentes de la banda parecen sacados de los primeros puestos de un concurso para torpes. Y aunque parezca que todo va lo peor que podria ir, no se preocupen, que como pasa en la Ley de Murphy, puede ir aún mucho peor. Lo que hubiera podido ser un rizar el rizo artificialmente, en un tramposo ejercicio de guión, realmente ha funcionado y la presencia de Guerricaechevarría enriquece notablemente un desarrollo dramático en los personajes verdaderamente soberbio. Especial mención merece Roque Baños en una impecable banda sonora, al igual que un trepidante montaje que no deja bajar el frenético ritmo del film ni un solo segundo. Si a todo ello unimos a un reparto de actores en estado de gracia, unas situaciones a cuál más delirante, y una estructura argumental sacada de una fábula de Homero, moraleja incluida, tenemos un film encantador, divertido, gamberro donde los haya, y sobre todo muy original e imaginativo, algo que desgraciadamente, ha adolecido en las últimas comedias del cine español. Ya echábamos en falta una película de estas características, tanto por el disfrute, como por el avance profesional que ha supuesto para este excrítico cinematográfico, reciclado intachablemente en autor y contador de historias. Y lo más importante: es una comedia, y aunque no quieras, te sorprende y te ries, que es precisamente de lo que se trata.