Ficha película

Título:
Un final Made in Hollywood
Director:
Woody Allen
Intérpretes:
Woody Allen, Tea Leoni, Treat Williams, Bob Dorian, Ivan Martin, George Hamilton, Mark Rydell.
Calificación:
Crítica

Nadie se engaña cuando va a ver una película de Allen: seguramente todas las claves de su filmografía estén presenten; toda su peculiar idiosincrasia, que o bien te encanta o bien te parece demasiado cansina, repetitiva y con esa verborrea intelectual que a muchos les echa para atrás. Tengo muy claro la evolución que Allen ha sufrido a lo largo de su trayectoria como actor, autor, guionista y director –cuando no músico…-, pasando de ser un simple –si es que se puede ser simple- “cómico”, hasta llegar a ser uno de las más personales figuras cinematográficas de la historia del cine. La presunta “ligereza” de sus primeros filmes –“Bananas”, “La última noche de Boris Grushenko” o “El dormilón”- dio paso a películas de gran profundidad y riqueza, sin abandonar su irónica mirada, tales como “Manhattan” o “Annie Hall”. Aunque se tache a Allen de una cierta endogamia argumental, creo que se ha ido renovando, unas veces más y otras menos, pero siempre aportando una vuelta de tuerca más a su discurso.
Quitando “Celebrity”, el film que nos ocupa es el más redondo de los últimos tiempos, plagado de claves propias que todos conocemos –tanto a nivel personal, como profesional- y ridiculizando sin piedad todos los estamentos sociales y de la industria cinematográfica de Hollywood. La crueldad en la parábola argumental solo es comparable con los chispeantes diálogos que no dejan en ningún momento que la imaginación del espectador se relaje, y por ello quizás a veces pueda resultar agotador –casi no podemos oir el siguiente chiste porque nos estamos riendo del anterior…-. El planteamiento de arranque es verdaderamente desternillante: una especie de “clon” del propio Allen –interpretado por él mismo- está divorciado de su última mujer, y es ésta misma la que le plantea, en el ocaso de su carrera, realizar una película de gran producción. El gran problema llegará cuando, a mitad del film, el director se queda ciego, y tendrá que fingir para terminar la película.
Toda una compleja maraña emocional se teje en torno a los personajes de la manera más sutil y utilizando las argucias burlescas argumentales de Allen, se logra crear un fresco social francamente enriquecedor, no sólo a nivel de los ambientes cinematográficos –satirizados sin piedad- sino en torno a la estructura social norteamericana misma, con los temas del matrimonio, la fidelidad, la paternidad o el sexo encajados a la perfección en la historia. En cuanto a la factura, Allen sigue trabajando con su equipo de siempre, al que ha sumado un excelente director de fotografía alemán –que también tiene su correlato fílmico, en este caso chino- creando una factura excelente. En definitiva, Allen ha realizado uno de los mejores y caústicos reflejos de la realidad actual en su última película, a la que no se le puede poner ni un solo pero, en un verdadero ejercicio de madurez artística y dramática. Una desternillante e inteligente maravilla que funciona a la perfección y que a pesar de todo, cumple todas las reglas “made in Hollywood”. Pocos premios le han dado todavía.


Federico Casado Reina



©2001. AndaluNet, Diseño y hospedaje de páginas Web