Ficha película

Título:
Camino a la Perdición
Director:
Sam Mendes
Intérpretes:
Tom Hanks, Paul Newman, Jude Law, Jennifer Jason Leigh, Stanley Tucci, Daniel Craig, Tyler Hoechlin,
Calificación:
Crítica

Hacer una película de gánsters a estas alturas, con el permiso de Scorsese, Coppola, y De Palma parece un contrasentido: prácticamente todos los recovecos de ese mundo de presunto “honor”, ambición, poder y muerte se han retratado desde muchas ópticas. La excelencia de películas como “El Padrino”, “Casino”, “Atrapado por su pasado” o “Uno de los nuestros” consigue recrear de una forma artística un mundo sórdido, en permanentes espirales de violencia; el calado psicológico de los personajes es sumamente profundo, así como la dirección artística. Entonces ¿puede funcionar otra más de gángsters? Decididamente sí. Con su particular estética y narrativa, el mismo director que dinamitó la supuestamente perfecta familia americana contemporánea en “American Beauty” ha logrado una aproximación todavía más certera sobre las relaciones paterno-filiales: la inquieta mirada de un niño frente a la escéptica mirada de un adulto que en su pirámide de lealtades, tiene en la cima a su familia, sin entrecomillar, porque aunque la otra “familia” es importante, las prioridades están claras. Estéticamente, la película tiene el referente de “Muerte entre las flores” de los Coen, pero Mendes ha sabido dotar de sentido a toda esa vacía pretenciosidad visual que existía en la película protagonizada por Albert Finney.
Basada en un excelente cómic, el film cuenta la vida de un asesino a sueldo –llamado “El ángel de la muerte”- que quiere vengarse de su antiguo jefe cuando ve cómo su mujer y su hijito menor han sido asesinados por la fortuita presencia de su hijo mayor en un “trabajito”. Toda la nobleza que este sicario tenía hasta ahora hacia su señor, un traficante de licor, en los años 30, se convierte en una implacable sed de venganza hacia el asesino de su familia, que no es otro que el desequilibrado hijo del capo mafioso irlandés. Con esta compleja e intensa estructura argumental, el brillante guión no sólo muestra la desconcertante relación entre el asesino y su hijo superviviente, sino la del anciano patriarca mafioso y su insensato retoño. Una telaraña que además muestra con una notable poética audiovisual toda la realidad social de un mundillo –el de los años 30- de sobra conocido cinematográficamente, pero que aún guarda algunas sorpresas, tanto estéticas como argumentales.
La exquisita factura denota una superlativa madurez de Mendes con solamente dos películas, y que llegado del mundo teatral –llegando a dirigir a Nicole Kidman o Gwyneth Palthrow- ha logrado situarse como uno de los realizadores más interesantes del actual panorama cinematográfico internacional. Si bien es cierto que existen ligeras concomitancias con su anterior film en cuanto al método y forma de contar las historias –con referentes casi idénticos en la banda sonora y en los recursos, como la cámara lenta- todo ello sirve para el discurso, la entrega de los personajes por la fidelidad a su familia, con dos padres dispuestos a salvar a sus hijos al precio que sea. Y de los actores, mejor no hablar, porque todo el reparto, destacando a Hanks y Newman, están sublimes, pero eso ya lo sabíamos por la brillantez de la dirección teatral de Mendes. Una maravillosa película que conjuga nuevamente un género que parecía agotado, renovándolo y que está llamada a convertirse en un referente obligado.


Federico Casado Reina



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