Ficha película

Título:
Investigating Sex
Director:
Alan Rudolph
Intérpretes:
Joseph May, Alan Cumming, Dermot Mulroney, Nick Nolte, Til Schweiger, Neve Campbell, Julie Delpy, Ro
Calificación:
Crítica

Como dijera el antiguo refrán flamenco “cantando la pena, la pena se olvida”. Algo así ha representado el siempre elegante y exquisito Rudolph en esta cabalgata de personajes, a cada cual más estrambótico. Basándose en un brillante texto original de Jose Pierre, que viajaba a principios del siglo XX y se revolcaba en las más vanguardistas corrientes artísticas, con el surrealismo como bandera, el realizador ha intentado componer casi una opera donde los personajes se desgarren y asomen a su propio subconsciente. Como dijera uno de los protagonistas “¿es que solamente Freud puede hablar de sexo?”. En este ambiente peculiar, un grupo de “artistas” decide hablar de sus propias experiencias, fustigando los propios fantasmas que pudieran surgir en el controvertido tema. Estos bohemios, mantenidos por un mecenas aún más bohemio que ellos –en una dionisiaca interpretación de Nolte, que también es productor de la película- contratan a dos taquígrafas para que conserven todas estas vivencias.
En la búsqueda por lo sublime, Rudolph da un verdadero recital de sabiduría formal, creando un film lleno de referencias, tan barroco y distinguido como lento en su desarrollo, elemento que hace que el producto final quede demasiado estirado y no evolucione con ritmo. Si bien es cierto que el arranque es poderoso y lleno de un sentido tragicómico verdaderamente genial –impagable Neve Campbell de virgen mojigata a punto de vivir la experiencia de su vida-, lamentablemente el segundo acto se eterniza por un bache de guión que empantana la resolución. Y por supuesto, todo se supera con un clímax, que aunque resulta muy divertido, es completamente predecible: casi podemos adivinar lo que va a suceder desde el principio del film, y aunque es un ejercicio divertido ver a todos los tipos de artistas de principios de siglo –el escritor, el cineasta, el pintor, el novelista, y al, sencillamente, gorrón- y sus propias reacciones, casi podemos llegar a delimitar los diálogos y respuestas finales a los estímulos circundantes.
No cabe la menor duda de la valía intrínseca del film dentro de la obra de Rudolph, complementando una maravillosa cinta “Los modernos” que ya planteaba la misma disquisición ética y mental: ¿seremos capaces de encontrar la felicidad a través de nosotros mismos? Seguramente, a través de la investigación sexual hay un camino, pero a veces esa reflexión enfocada a uno mismo no es tan fácil... y si no que le pregunten a Freud.


Federico Casado Reina



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