Ficha película

Título:
Canícula
Director:
Álvaro García-Capelo
Intérpretes:
Nathalie Seseña, Antón Reixa, Farid Fatmi, Sergi Calleja, Elvira Mínguez, Aitor Merino
Calificación:
Crítica

Es cierto que los grandes maestros influencian a los nuevos realizadores. Igualmente, resulta gratificante que dicha influencia –a veces mal entendidos y convertidos en plagios directos, generalmente bastante toscos- genere corrientes artísticas y estéticas. Lo que resulta a todas luces penoso es que se intente “trasladar” un lenguaje audiovisual y una serie de rasgos a otra realidad social, puesto que la presunta “transculturalidad” generalmente no suele ser eficiente.
De esta forma, aquí tenemos una especie de “Vidas Cruzadas” de Altman, pero con sabor madrileño. También lo intentaron Yolanda García Serrano y Juan Luis Iborrá en “Kilómetro Cero”, pero todavía, al parecer, no ha cuajado la fórmula: cójase una ciudad en verano –o en invierno, o en otoño, da lo mismo, al menos en este tipo de filmes que aunque ponen el pretexto del estío, en general no tiene nada que ver en el guión...- varios personajes aquejados de cierta deficiencia emocional y soledad congénita... haga que se crucen “por azar”, y así se supone que sale la película. Y desde luego en este caso, han faltado varios hervores. Cierto es que hay historias sugerentes de partida –como la periodista capaz de forzar un encuentro entre “ocupas” y vecinos concienciados, o el inmigrante magrebí que hace de taxista y que se ve metido en un lío que pone en jaque su permanencia en España- pero al final, lo artificioso de la historia ha primado sobre el sentido general del argumento, que ha quedado denodadamente deslabazado, avanzando dramáticamente a trompicones y sin una progresión adecuada.
El esfuerzo de los actores –especialmente brillante Nathalie Seseña y Farid Fatmi, a quien ya vimos recientemente en “El paraíso ya no es lo que era”- ha quedado completamente estéril, así como la verdadera intención del realizador, que con las mejores intenciones nos ha intentado mostrar la fragmentaria realidad de la actual sociedad española, llena de influencias multiétnicas y culturales, y finalmente aquejada de los males endémicos de las comunidades más desarrolladas: la soledad, el insomnio, la competencia brutal y el desmesurado egoísmo vital. Desde luego, aunque se ha notado que Capelo se ha calentado la cabeza para realizar la película, no ha sido en absoluto suficiente, pero si es cierto que varias chispas han salido del esfuerzo.


Federico Casado Reina



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