Ficha película

Título:
Battle Royale
Director:
Kinji Fukasaku
Intérpretes:
Tatsuya Fujiwara, Aki Maeda, Taro Yamamoto, Beat Takeshi, Masanobu Ando, Kou Shibasaki
Calificación:
Crítica

Que nadie se llame a engaño: aunque se haya vinculado al siempre interesante Takeshi Kitano con este film, ni lo ha escrito, ni lo ha dirigido, únicamente ha sido actor, interpretando curiosamente un personaje que parece una parodia de los registros que tiene en sus películas. Eso no le quita mérito, ni le añade un valor extra, pero la cinta tiene un innegable interés: si estamos hasta las narices del cine norteamericano adolescente, por una vez tenemos la oportunidad de ver un film hecho a la medida de la juventud… japonesa. Porque toca toda la gama de preocupaciones e historias que están en el epicentro del fenómeno “manga”: violencia, trascendentalidad, unión con la naturaleza, Apocalipsis de la sociedad, amistad, traición, fidelidad y el eterno enfrentamiento con la madurez y la juventud que está presente en la cultura que sea.
El experimentado realizador nipón Kinji Fukasaku ha utilizado de partida la sugerente novela de Koshun Takami en la que se plantea un giro radical a la política social y natal en un país como Japón, y que se inventa un juego, el “Battle Royale” para seleccionar de una clase de adolescentes al más dotado en todos los sentidos… y que ha tenido que asesinar al resto de chavales para sobrevivir a un jueguecito que ríanse de lo que tuvo que pasar el mismísimo Rambo en Vietnam. Seguramente, si éste hubiera sido un producto norteamericano, nos habríamos encontrado con una película de adolescentes, con violencia limpia, moralina final, montaje y fotografía videoclipera y actores de moda. En cambio en este film podemos observar una malsana visión de lo que se nos cuenta, una violencia visceral, salvaje, tremebunda y un regodeo en las emociones extremas, que son capaces de convertir al gordito bonachón de la clase, ese que hace reír a todos, en una verdadera bestia salvaje sedienta de sangre, capaz de comerle los sesos al primero con un cucharón y pedir otra ración. La película no hace concesiones a nada ni a nadie, y se propone destrozar los parámetros sociales uno por uno, dinamitando estamentos como la familia o la amistad. Por el contrario, en muchos momentos del film echamos en falta un mayor estilismo narrativo, ya que la tosquedad del director a la hora de agilizar el montaje resulta ineficaz para el mensaje final, que además se carga de elementos presuntamente “poéticos” que rompen el sugerente planteamiento inicial del maquiavélico guión.
La participación de “Beat” Takeshi –nombre de actor de Takeshi Kitano- es refrescante, pero algo lamentable, habida cuenta de la forma de autocaricaturizarse. Desgraciadamente, a base de intentar “profundizar” en la historia, llega un momento en el que el ridículo se hace dueño de la misma, llegando incluso a perder el tono de brutalidad que tan bien planteó desde un principio. Aunque primitiva en su factura –acostumbrados al manierismo visual del cine made in USA- es como un latido incontrolado hacia una visión tremendista de la humanidad.


Federico Casado Reina



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