Desde que los hermanos Farrelly revolucionaran el sentido del humor de las películas comerciales norteamericanas con “Algo pasa con Mary”, buena parte de ese humor “políticamente correcto” que evitaba temas tales como el sexo, la escatología o la violencia, ha quedado en desuso. Pero no nos engañemos, lo que se ha producido no es más que un reconocimiento a la creatividad, venga de donde venga. La grosería, si no es ingeniosa, es realmente insoportable –remítanse a buena parte de la filmografía de Ozores-. Y lo ingenioso, aunque sea grosero, puede resultar gracioso. Esta fórmula es la que una y otra vez intentan repetir las productoras norteamericanas, con bastante poca fortuna, por cierto, como hemos visto recientemente en la abominable “Los supermaderos”.
Lo interesante del film que nos ocupa, es que, siendo una comedia romántica: A) está enfocado desde el punto de vista de la mujer y B) rompe buena parte de los tópicos “merengues” que se presuponen en el sexo femenino. De esta forma, todo el film parece estar sacado de un número especial de la revista “Cosmopolitan”, en el sentido que no se cortan ni un pelo a la hora de hablar de amor, sentimientos, entrega, diversión, sexo o amistad. Incluso se permiten las licencias de un número musical con una letra de lo más obsceno en medio de una secuencia –que recordaba, de alguna forma, a la genial “El otro lado de la cama”, aunque un poco más hortera-. Siendo honestos, a la hora de ver el film se respira un toque de “horterada” del que únicamente nos zafamos por las descacharrantes situaciones que les suceden a las tres chicas protagonistas. Lógicamente, la verdadera responsable de este, al menos, original planteamiento no es otra que la guionista, Nancy Pimentel, una de las creadoras de “South Park” que se ha despachado a gusto en esta tópica historia que se desarrolla de la forma más inesperada: tres guapas, ricas, competentes y modernas amigas comparten sus experiencias y sólo una de ellas, Christina –en una irónica comparación con Christina Aguilera, defensora a ultranza de la virginidad- tiene problemas a la hora de “conocer” a un chico, imbuida de dudas e inseguridades. Todo ello se acentúa aún más cuando en una discoteca conozca al que pudiera ser el hombre de su vida y a partir de entonces y ayudada por sus amigas, comience la persecución al chaval… ¿o quizás es a su propia felicidad?
El film tiene momentos verdaderamente delirantes, que recuerdan muchos “gags” sacados del mejor humor escatológico de los Farrelly, y dinamita buena parte de la imagen “rosa” de su protagonista Cameron Diaz, que a pesar de ir de gazmoña por el film, en otros no lo es tanto. En definitiva, no es que sea ninguna maravilla, tiene carencias en el ritmo y en el arranque, pero en definitiva, es un film divertido, fácil de ver, aunque a veces la vulgaridad no esté tan justificada como se pretenda, porque para ser divertido, lo necesario no es ser zafio, sino ser original y sorprender.