Ficha película

Título:
Son de mar
Director:
Bigas Luna
Intérpretes:
Eduard Fernández, Leonor Waitling, Jordi Mollá, Sergio Caballero, Pep Cortés.
Calificación:
Crítica

Su talento creativo está fuera de toda duda: es capaz de cautivar con lo más sutil e inteligente, pero por otra parte, también es capaz de quedarse exclusivamente en el manierismo de unas imágenes bonitas, por encima de la historia. Bigas Luna, uno de los directores más controvertidos y siempre estimulantes de la cinematografía española, ha vuelto a colaborar con el productor Andrés Vicente Gómez para llevar a la gran pantalla la curiosa novela de Manuel Vicent... con resultados desiguales.

Por un lado, el peculiar universo visual del realizador catalán está presente en cada fotograma del film, retratando con ojo lúcido y mordaz toda la banalidad de la poética nacional -como ya sucediera en filmes como “Jamón, Jamón” o “Huevos de Oro”-, pero por el otro, el director se enamora tanto de sus personajes y de la atmósfera creada por Alcaine -un maestro de la imagen, como ya se ve en la cinta- supeditando una historia que de planteamiento, no encaja en los resortes emocionales de una audiencia que no empatiza con los supuestos mártires de la narración: resulta que una chica provinciana, cuyos padres tienen una pensión en la costa levantina, termina por casarse con el gran amor de su vida, un profesor de literatura que adora su cuerpo y -alucinen con el recurso estilístico- ¡¡su forma de hacer patatas fritas!!. El caso es que tras desaparecer en un supuesto accidente, la chica se casa con un apuesto millonario del lugar, cambiando radicalmente de vida. Pero las cosas se tuercen cuando el profesor vuelve, haciendo que la mujer mantenga una doble vida.

El pretexto argumental de la pasión en la evolución de caracteres sencillamente no funciona, y los papeles víctimas-verdugos existenciales se tornan, resultando en todo momento inapropiados en los personajes. Pero eso sí, en la película Bigas Luna destapa el frasco de sus esencias como realizador y nos regala varias secuencias antológicas, así como la interpretación de dos monumentales intérpretes -Leonor Waitling y Eduard Fernández- que actualmente, son de lo mejor del panorama nacional. Desgraciadamente, también podemos comprobar como el divismo de Jordi Mollá le hace convertirse sencillamente en un payaso, caricatura de lo que debe ser un actor. De todas formas esa lírica en imágenes, con genuino y salado sabor mediterráneo, está presente.


Federico Casado Reina



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