Ahora que está tan de moda hablar de racismo y xenofobia en nuestro país, ahora que hemos vivido los movimientos de globalización en nuestro propio territorio, resulta por menos que interesante ver el carácter premonitorio de Nebot y Montejo, dos cineastas españoles afincados en Los Angeles, y que en su primera película han retratado muy lúcidamente la realidad latina en la norteamérica contemporánea: si la inmigración magrebí y africana es corriente en Europa, desde hace décadas en Estados Unidos se reciben a multitud de latinos ilegales para mejorar su vida, llegando incluso a ser una de las minorías étnicas más numerosas en el país de la hamburguesas, paradójicamente. Y es en ese complejo tejido social, agobiado y zarandeado por la temible “migra” –policia de la inmigración, en Estados Unidos- donde el protagonista de la historia ve cómo su maltrecho equilibrio vital –trabajador ilegal, inquilino alegal y superviviente, por encima de todo- se ve resquebrajado al atropellar accidentalmente a una niñita. Como tiene que llevarla a un hospital y se van a echar encima de él, decide tomar su única baza posible: huir con la niña e intentar solucionar el problema sin ayuda de nadie, aunque una periodista metomentodo al final les va a acompañar...
La lúcida reflexión de esta película, verdaderamente enternecedora, aunque a veces, demasiado ingenuo –aunque la falta de cultura sea el gérmen del miedo, no se puede llevar a tal extremo en el film- consigue calar en cualquier espectador, máxime en los españoles, ya que por un lado pueden vivir en sus propias carnes la identificación de una comunidad latina y por el otro, la de experimentar la visión “europeísta” de los magrebíes y africanos. Otro brillante acierto de los directores ha sido solapar el formato digital –que en este caso, cumple una evidente carga narrativa dentro de la historia- con el formato puramente cinematográfico, recreando las dos realidades plasmadas en la cinta, tanto la norteamericana –a veces demasiado ajena y “ciega” con lo que le rodea- como la latina, que busca desesperadamente en una verdadera pesadilla, el llamado “sueño americano”, cada vez más difícil de conseguir.
También es de justicia reconocer el calvario en la producción del film, ya que fue finalizado hace ya casi tres años, y ahora tenemos oportunidad de verlo finalmente en las carteleras de nuestro país, que ha participado en la producción del mismo. El innegable talento del español Nebot, artífice de la historia, director y protagonista del film, consigue retratar dramatizadamente toda una realidad que ha confesado que vivió en su estancia en California, una de los estados con mayor presencia latina de toda Norteamérica. En definitiva, una preciosa parábola sobre la igualdad, la esperanza, la ternura y el alma humana, llena de sensibilidad.