Ficha película

Título:
Infiel
Director:
Adrian Lyne
Intérpretes:
: Richard Gere, Diane Lane, Olivier Martinez, Erik Per Sullivan, Dominic Chianese, Margaret Colin.
Calificación:
Crítica

Seguramente, Adrian Lyne es una versión hortera de Ridley Scott. Su misma nacionalidad británica y su idéntica procedencia del cine publicitario es innegable en ambos casos, sólo que si Scott consigue controlar la ampulosidad, Lyne se regodea en ella sin ningún tipo de pudor, supeditando en muchas ocasiones el buen desarrollo de la historia por un plano –eso sí- precioso.
Lo cierto es que sus películas siempre han levantado una notable controversia en la sociedad norteamericana, al tocar temas considerados socialmente “incómodos” tales como el sexo, la pasión, la infidelidad, y el que es recurrente en toda su corta filmografía como director: los celos. Celos los que había entre las amigas de “Foxes”; los que le tenían las compañeras a la bailarina de “Flasdance”, al triunfar en el baile y de camino, llevarse a la cama a su guapo jefe; los de la exuberante Kim Basinger hacia un descreído broker de Wall Street interpretado por Mickey Rourke en “9 semanas y media”; los de la desquiciada Glenn Close hacia la plácida vida del adúltero Michael Douglas en “Atracción fatal”; los del cartero-filósofo hacia su propia cordura en “La escalera de Jacob” –seguramente, su más interesante trabajo, aunque fallido-; los de un marido conscientemente engañado en “Una proposición indecente”; los enfermizos del profesor Humber hacia la consabida “Lolita”; y finalmente, los del maduro y engañado Richard Gere en “Infiel”. ¿Se podrían comparar todos esos celos? Obviamente, ya que en una lectura profunda a su filmografía, el sexo o la pasión son temas secundarios, dando paso a la sospecha, a la fidelidad, por encima de todo.
Quizás por ello, “Infiel”, aunque cometa los mismos fallos en los ejercicios de estilo –aunque en esta ocasión no sean demasiado chirriantes y llegan a perdonarse, al tener el film un notable ritmo que no se pierde en ningún momento- sea su película más honesta, personal, aunque recordemos que no es más que una nueva versión de “La mujer infiel” de Claude Chabrol. En cuanto al planteamiento argumental, Lyne comete el error de tomar partido de manera tan evidente que lastra buena parte de la credibilidad en la historia, satanizando a un personaje –el de la mujer infiel, capaz de dejar a su hijito esperando en la puerta del colegio mientras vive un fogoso encuentro con su joven amante francés- y divinizando a otro –el del marido engañado, que llega hasta el asesinato casi “justificado” por el director…-. Como ejercicio cinematográfico, lo cierto es que Lyne ha vuelto a tomar el pulso a una sociedad –la norteamericana y de paso, a la occidental, por la distribución mundial-… pero con un fonendoscopio que no funciona demasiado bien y que sólo muestra una cara de la problemática. Merece la pena señalar la esplendorosa madurez de Diane Lane, gloriosamente recuperada para el “star-system”, así como una soberbia fotografía, aunque tratándose de un publicista ¿qué podríamos esperar?


Federico Casado Reina



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