Ficha película

Título:
El gran lio
Director:
Barry Sonnenfield
Intérpretes:
Tim Allen, Renee Russo, Stanley Tucci, Jason Lee, Tom Sizemore, Johnny Knoxville, Dennis Farina.
Calificación:
Crítica

Confieso mi más absoluta sorpresa cuando fui a ver este film: me esperaba una burda, tosca y decididamente previsible americanada sin interés alguno, y paradójicamente, me encontré con una película ácida, crítica, cruel, con mucha imaginación y aún más desvergüenza, algo “políticamente incorrecto” en el Hollywood actual. Cualquiera que recuerde la procedencia de Sonnenfield –director de fotografía, y realizador de engendros comerciales de la talla de “Men in black” o “Wild, wild West”- supondrá razonablemente una carencia de interés en cualquier posible producción, pero, leyendo entre líneas, hay que recordar una película también dirigida por Sonnenfield “Cómo conquistar Hollywood”, donde sacaba un enorme partido a actores como Gene Hackman, John Travolta o Danny De Vito.
Ambientada en el bastión del capitalismo más hortera, Miami, es una revisión muy inteligente del llamado “sueño americano” y todas sus posibles bifurcaciones hasta llegar a convertirse en una delirante pesadilla con todo tipo de cambios argumentales posibles: el protagonista –si es que hay “uno” sólo, es un publicista divorciado que no se lleva bien con su hijo, un adolescente jugador de rol que quiere disparar con su pistola de agua a la hija de una mujer que se ha casado con un insoportable –pero adinerado- contable que termina comprando un arma atómica a unos rusos mafiosos, que han acogido en su bar a un vagabundo de fuerza descomunal que está enamorado de la sirvienta latina del economista, cuyo perro tiene crisis alucinógenas porque un sapo le dispara una toxina sobre la cara… Y si creen que este arranque argumental es barroco y delirante, aún no han visto nada, porque esto sólo ha comenzado.
El desarrollo de la historia es una completa locura, pero que está excelentemente vertebrada y en ningún momento rompe el tono disparatado y acumulativo del film. La galería de personajes descritos –desde los dos agentes negros del FBI hasta los dos ladrones descerebrados- parecen sacado de una pesadilla de los Coen, todos en el extremo del ridículo, pero finalmente bien encajados dentro de la historia. El gran acierto del director es conocer sus verdaderas limitaciones, y lejos de ponerse pretencioso, saca partido de su innegable capacidad para imprimir un frenético ritmo al film, que por otra parte, está excelentemente rodado –recordemos que antes Sonnenfield era director de fotografía- y contiene elementos muy cómplices con el espectador que paulatinamente se irán amplificando hasta llegar al paroxismo de un lenguaje audiovisual que sirve a una historia tan, tan loca, que podría haber sido sacada de la peor noche que Scorsese hubiera podido imaginar… en Miami.


Federico Casado Reina



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