El monumental cabreo que los muchos fans y seguidores de la saga galáctica, a raíz del mediocre “Episodio I: la amenaza fantasma”, parece haber desaparecido y con razón: el avispado Lucas ha conseguido volver a congraciarse con todos, creando una película con las concesiones justas para los más pequeños –que a veces sobran, pero claro, hay que vender el merchandising como sea...- pero sirviendo generosas raciones de lo que todos esperábamos, o sea Jedis a manta, espectaculares efectos visuales y sonoros, batallas espaciales –recordemos que el título original es “Star Wars”, o sea, precisamente eso, “batallas de estrellas”, que no se nos olvide- y un montaje ágil y resolutivo. En este episodio también comienza la orientación hacia el reverso tenebroso del joven e impetuoso Anakin, que terminará siendo el malvadísimo Darth Vader, a raíz, entre otras cosas, de su historia de amor con la senadora Amidala.
Lucas ha repetido la fórmula de la segunda película de la trilogía original –esto es “El imperio Contraataca”-: ha contratado a un guionista con cierta enjundia –ojalá hubiera sido Lawrence Kasdan, pero al final la responsabilidad ha recaído sobre Jonathan Hales, habitual colaborador de la Lucasfilm en la serie de televisión “El joven Indiana Jones”- para ordenar y encajar toda la historia paso por paso, desde la ambición política del futuro emperador del mal y jefe supremo del Imperio, hasta toda la filosofía Jedi. Resulta por menos que paradójico que ahora Lucas tome como referentes visuales a filmes que, en el día de su estreno, tuvieron como base la propia trilogía original de “Star Wars”; hay secuencias en “El ataque de los clones”, que parecen sacadas de “Blade Runner”, “El quinto elemento” o de series de televisión como “Babylon 5” y “Star Trek”. La historia acontece diez años después de “La amenaza fantasma”: el niño Anakin ahora es un adolescente instruido por el maestro jedi Obi Wan Kenobi, y la República sobrevive a duras penas, soportando las tensiones de ciertos separatistas. Cuando la reina Amidala, ahora convertida en senadora, sufre un atentado, precisamente Kenobi y Anakin serán enviados para protegerla y entre el joven aprendiz y la senadora nacerá un irrefrenable sentimiento...
Lejos de ser excesiva, la película consigue entretener en todo momento, cumpliendo holgadamente su principal vocación, con una espectacular factura donde brilla con derecho propio una banda sonora excelente y una fotografía magnífica –aunque haya sido realizada en video digital de alta resolución, que a veces “canta” un poco..-. También es digno de elogio el soberbio trabajo de “casting”, no ya por el acierto de los actores que ya repiten –McGregor, Jackson, Portman...- sino por la elección de Christiansen como el Anakin Adolescente, mucho más acertado que el Jake Lloyd del primer film. En definitiva, otra partida ganada para Lucas, que en esta ocasión ha pensado más en la película que en las camisetas, los muñecos y los videojuegos. Y se ha notado.