Ficha película

Título:
Fumata Blanca
Director:
Miguel García Bordá
Intérpretes:
Adriá Collado, Cayetana Guillén Cuervo, José Sacristán, Franco Nero, Héctor Alterio.
Calificación:
Crítica

Muchos espectadores, tras las incursiones de Amenábar y otros realizadores en el llamado “cine de género” –en cuanto al cine español, esto es, hacer cosas diferentes de comedias urbanas o dramas intimistas- llegaron a la conclusión que seguramente, ése era el camino para que la producción nacional interesara a la gente: diversificar el producto. Evidentemente, es una tarea loable, pero el problema es reducir de manera simplista dicha aseveración. Mucho más peligroso aún es que esto lo afirmen los productores y ejecutivos de las empresas, cuya cuestionable visión comercial –que debería pasar ineludiblemente por los criterios artísticos de auténticos asesores en la materia que realmente entendieran de qué hablan- a veces fomenta películas como la que nos ocupa: muy buenas intenciones, un planteamiento muy interesante, pero una resolución fallida debido a la completa inexperiencia del director.
Con una intriga policiaca donde se mezcla al Vaticano, a la sucesión de un nuevo Papa y a un presuntamente brillante sacerdote investigador que tiene que solucionar un caso de secuestro y extorsión ayudado por su padrastro policía y una periodista cotilla, el film intenta articularse con elementos de “thriller”, añadiendo algunas notas sociales que resultan verdaderamente ridículas en el discurso general. Ademas, las esforzadas interpretaciones de Adriá Collado y del veterano recuperado para el cine, José Sacristán, no salvan del desastre a un film que encima, utiliza algún que otro elemento de comedia, fuera de tono en todo momento. La evolución de la trama y la intriga, que debería ser apasionante, se convierte en una especie de carrusel de efectismos a cual más ridículo, encajados de manera completamente increíble en un guión que avanza a empujones mal planteados.
Por todo esto, ni una factura moderna –que la tiene, con una banda sonora interesante, y multitud de planos con ordenadores, webcams, etc.- ni unos grandes actores –que los tiene, incluso con la participación de Franco Nero- ni siquiera un tema interesante –una intriga policial con todo tipo de elementos, desde una conspiración internacional con ramificaciones políticas de gran escala, hasta crímenes, extorsión, prostitución y chantajes-, consiguen que “Fumata Blanca” nos interese algo a partir de la primera media hora, donde todo se vuelve grotesco y sin fundamento. Decididamente, García Bordá, aunque con ganas y cierta visión comercial, todavía está poco maduro para atreverse con un proyecto de esta envergadura, y a la postre, no es el camino para realizar ese “cine de género” que tanto escuchamos.


Federico Casado Reina



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