Ficha película

Título:
En la habitación
Director:
Todd Field
Intérpretes:
Tom Wilkinson, Sissy Spacek, Marisa Tomei, Nick Stahl, William Mapother, William Wise.
Calificación:
Crítica

Será que soy latino, no puedo evitarlo. Tras ver “En la habitación”, además de encontrar más de una concomitancia argumental y estética con “La stanza del figlio” de Nanni Moretti –mucho más redonda, y más al gusto mediterráneo, empero...- me he acabado de convencer de las enormes diferencias interculturales entre el sentir y el modo de vida norteamericano –y por ende, anglosajón- y el europeo, más concretamente el mediterráneo o latino. Si a todo ello le sumamos la ya clásica controversia social entre el “poder”, el “deber” y la “justicia”, tenemos un producto realmente orientado a una sociedad que se cuestiona permanente su falta de “emociones” –que supuestamente, le unen a uno más con los animales pero igualmente con la sensibilidad y los sentimientos...- y la justicia real que debe suceder.
Porque en la película, sencillamente no pasa nada. Y cuando digo que “no pasa nada”, digo que hasta el desenlace, todo está tan contenido, con un trasiego tan lento, tan aburrido... que el guión no avanza. Resulta verdaderamente revelador que todas las asociaciones de críticos –anglosajones, por supuesto- y las academias de cine Británicas y norteamericanas la hayan aclamado. En efecto, para ellos es una obra densa, capaz y no exenta de polémicas. Pero para una persona que tenga sangre caliente en las venas, no es más que un desfile de boberías con poco sentido. Esto no significa que los latinos cojamos un hacha y hagamos justicia por nuestra cuenta cuando nos suceda una barbaridad –con ciertas y negras excepciones, claro-, pero desde luego, si que tendemos a reaccionar con un poquito más de energía. La historia, basada en una novela y llevada a la gran pantalla por el neófito y actor ocasional Todd Field –era el misterioso pianista amigo del protagonista en “Eyes Wide Shut”- narra la historia de un matrimonio maduro que ve cómo su hijo es asesinado por un marido maltratador que se ha separado de su esposa, siendo el chico el nuevo novio de la ahora madre soltera. Como la ley funciona de una manera lenta y encima el asesino es hijo de un cacique local... pues no hay nada más que hacer que esperar una resolución más o menos justa, que evidentemente, no llega.
La parsimonia en la buena educación de los personajes llega a hacerse tan exasperante, que resulta irreal; salvo en el desenlace del film, donde los acontecimientos se precipitan y los actores principales –Tom Wilkinson, ya visto en “Full Monty” o “El Patriota” y la soberbia Sissy Spacek- dan todo de sí, la dirección resulta tan parca y neutra que consigue aburrir hasta los más curtidos espectadores, que ven el trasiego de una historia donde, repito, no pasa nada. No pasa nada tras el entierro, no pasa nada en las conversaciones de los padres, ni entre los amigos, ni entre nadie... pero por Dios... ¿Es que nadie llora, se desgarra, se rompe, se abraza o se desmorona en Norteamérica cuando les pasa una tragedia de estas proporciones? Pues al parecer, no. Sólo sonríen, interiorizan... y al final se suben a una torre y se lían a tiros con todo el que pasa para comprar una hamburguesa en un McDonald’s. Pues así les va, que sigan sin emocionarse.


Federico Casado Reina



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