Uno de los cómics más laureados de la historia ha sido la adaptación que los geniales Alan Moore y Eddie Campbell realizaron sobre el mito de Jack “el destripador”, tan novedoso en su estudio psicológico e histórico como en su formato visual, absolutamente claustrofóbico a la vez que rompedor por un lenguaje más heredero de la narración fílmica contemporánea que de la Inglaterra Victoriana. Por ello, la adaptación cinematográfica era todo un reto; quizás este antecedente haya puesto en la picota a estos dos realizadores con talento, pero con poca experiencia e imbuidos por una producción que les viene decididamente grande. No hay que ser ningún genio para vislumbrar claramente el nombre del director perfecto para el proyecto: Tim Burton. Independientemente de su protagonista –Johnny Depp, habitual de Burton, que además en el film es una especie de pariente cercano del Ichabod Crane de “Sleepy Hollow”-, el film es directo heredero de toda la iconografía de este director que sin duda habría dotado de mayor personalidad a una película que está dirigida siguiendo los patrones del cómic, pero de una manera bastante aséptica, casi sin tomar partido siendo un ojo imparcialmente “objetivo” en una historia que requería indudablemente una mayor implicación personal.
A finales del siglo XIX, Londres se ha convertido en el escenario de unos macabros asesinatos donde unas pobres prostitutas pobres –valga la redundancia- son degolladas y diseccionadas, cual si fueran el modelo principal de una clase de anatomía patológica en la facultad de medicina. Para la investigación, Scotland Yard sitúa a su mejor investigador al frente del caso, pero su falta de prejuicios y su dudosa moralidad –su agudeza tiene correlación con su desmedida afición a la absenta, al opio y al láudano...- hace peligrar una “cortina de humo” que planea sobre todo el terrible caso... El enfrentamiento social es otro elemento que los autores del cómic utilizaron, dotando a la historia de una interesante controversia, elemento este que casi está testimonialmente a vuelapluma en la película.
Probablemente, si hubiera sido una adaptación de una novela, todos estos comentarios habrían sido injustos, habida cuenta de la diferenciación entre lenguajes y recursos propios de ambos medios de comunicación que no son comparables. Pero siendo el cómic tan parecido en la narración al cine, las comparaciones son válidas; aunque la película es correcta y salvo varios errores de ritmo en el nudo central del film, consigue entretener al espectador, el resultado no está al nivel que se esperaba de una historia tan, nunca mejor dicho, desgarradora. El problema está en la dimensión de la misma, porque podía haberse convertido en la película definitiva sobre el misterioso personaje del destripador de Londres y al final se ha quedado en un correcto producto mas del Hollywood contemporáneo, que sin más, arroja otra nueva versión sobre algo que ya conocemos de sobra.