Ficha película

Título:
Atando cabos
Director:
Lasse Hallström
Intérpretes:
Kevin Spacey, Julianne Moore, Judi Dench, Scott Glenn, Rhys Ifans, Pete Postlethwaite, Cate Blanchet
Calificación:
Crítica

Este director ya se destapó como un brillante adaptador cinematográfico al éxito literario de “Las normas de la casa de la sidra”, por ello parecía que elegirle como realizador de esta interesante y brillante novela era sencillamente perfecto: si encima tenemos en cuenta que es sueco, pues entonces la idoneidad parece completa, al situarse la historia en una climatología tan adversa como la nórdica, con una comunidad que acepta, acoje y ayude a un recién llegado con historias familiares de discutible reputación en dicha localidad.
Tras un preámbulo que parece sacado de elevar exponencialmente los problemas que tenía el Lester de “American Beauty” –también interpretado por Spacey, pero que en esta ocasión está casado un auténtico zorrón que lo trata como a un perro y con un trabajo amargante que sin embargo, le complace...-, la acción arranca cuando un hombre atormentado por la muerte de su mujer llega con su hijita a la nada hospitalaria tierra de sus ancestros, en la costa de Terranova... y su vida se reinventa inesperadamente y vuelve a empezar.
El mensaje de esperanza que inherentemente lanza el film resulta no sólo reconfortante, sino también lúcido en cuanto entronca con las raíces que todo ser humano tiene y que de alguna forma definen su pasado, su presente y su futuro –para lo bueno y para lo malo...-. Además Hallström logra crear un entorno casi de realismo mágico, mezclando elementos casi sobrenaturales con otros de la vida cotidiana más atávica, demostrando que el compás de la existencia no tiene porqué ser el del teléfono móvil, fax, correo electrónico, tarjeta de crédito, media hora para comer y píldoras para dormir: en realidad, la vida es mucho más fácil, y el presunto “paraíso” que nos han vendido como “el modo de vida occidental” no es más que una falsa fachada de la felicidad, porque lo realmente importante, está en otras cosas a las que muchas veces, no prestamos atención.
La factura de la cinta es verdaderamente preciosa, con un leit-motiv en la banda sonora de notas celtas muy acertado, así como las tomas aéreas y toda la atmósfera de aquel frío lugar, que igual que transmite la frialdad de la meteorología, también exhala el calor de las gentes que allí sobreviven y viven. Por supuesto, ni que decir tiene que en el ámbito interpretativo la película es un verdadero recital, no ya por la siempre versátil y sobresaliente Judi Dench, todo un monstruo de la escena, sino por la química generada por la pelirroja Julianne Moore –en un registro que parece una botella de champán a punto de estallar- y un camaleónico Kevin Spacey que evoluciona de estar en el más oscuro túnel de los desgraciados, a vislumbrar una luz al fondo del mismo, en la oportunidad de una sencilla pero gratificante vida. Quizás podríamos ponerle un pero al desarrollo dramático del personaje de Spacey, pero es el único –y mínimo- punto negro de un film excelentemente dirigido y que llega al corazón.


Federico Casado Reina



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