Ficha película

Título:
Black Hawk derribado
Director:
Ridley Scott
Intérpretes:
Josh Hartnett, Eric Bana, Ewan McGregor, Tom Sizemore, Sam Sephard, Ewen Bremmer, Willliam Fichtner,
Calificación:
Crítica

A día de hoy, ya nadie pone en duda la importancia de Ridley Scott en la historia del cine, no ya por haber incluido –e integrado- buena parte del lenguaje audiovisual de la publicidad de los ochenta en la estructura cinematográfica clásica, sino por haber dirigido varios títulos –“Alien, el octavo pasajero”, “Blade Runner”, “Thelma & Louise” y más recientemente, “Gladiator”- que figuran ya en los anales de cualquier revisión fílmica que se precie. El problema –recuerden- es que también ha dirigido otras películas que resultan inexplicables en su trayectoria, como “Tormenta Blanca” o “La teniente O’Neill”; entonces... ¿con cuál Ridley Scott nos quedamos, con el arriesgado creador europeo, capaz de sintetizar en una película toda la poesía encerrada en argumentos tan peregrinos como un extraterrestre asesino -o unos robots que no quieren morir-, o bien con el profesional de la imagen contratado por la maquinaria industrial de Hollywood? La verdad es que aunque queremos quedarnos con la primera opción, tras ver su último trabajo, “Black Hawk derribado”, estamos más cerca de la segunda.
Aunque su última película está contada con una brillantez considerable, en el fondo –y en la superficie- no es más que un panfleto publicitario del buen trabajo que realiza el ejército norteamericano allá donde va: los sanos, fornidos y simpáticos chavales del Tio Sam con sus sonrisas de ortodoncia ya no son desviados sociales que fuman marihuana –como contaron Oliver Stone o Stanley Kubrick en sus particulares y lúcidas visiones sobre la Guerra del Vietnam-, sino que se les ha simplificado todas esos “pequeños problemas” para originar una casta de “salvadores”, cuyas vidas están siempre en juego allá por donde van. Si su hermano Tony Scott dirigió hace ya unas décadas “Top Gun”, para provocar un mayor reclutamiento de chicos en las filas de las fuerzas aéreas USA, ahora Ridley se ha quitado la espinita realizando un film que utiliza todos los recursos del periodismo electrónico para intentar retratar los desastres de una guerra –la de Somalia- donde los norteamericanos perdieron a diecinueve hombres –recordados a título póstumo al final del film- y varios helicópteros de combate Black Hawk –supuestamente invencibles- y los lugareños somalíes –llamados “delgaduchos” en la película- perdieron a más de mil... El tono truculento y “realista” llega realmente a molestar al espectador, que ya conoce de sobra imágenes de estas características a traves de la CNN, sólo que ahora Scott cosigue que los “reportajes” no duren 20 segundos, sino más de dos horas, regodeándose en una visceralidad innecesaria en la mayoría de los casos. Lo peor del asunto –o al menos, así lo entiendo yo- es la presunta “justificación” que se intenta esgrimir sobre la guerra; lejos de proclamar la locura de cualquier conflicto armado, el film maneja varias apologías sobre la presencia norteamericana en todo el territorio mundial, para así pacificar el mundo. La espectacularidad fílmica puesta al servicio de una causa para así explicar lo mucho que han sufrido los soldados norteamericanos en sus respectivos destinos. Pero ¿es que sólo sufren ellos?.


Federico Casado Reina



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