Ficha película

Título:
13 fantasmas
Director:
Steve Beck
Intérpretes:
Tony Shalhoub, Embeth Davidtz, Matthew Lillard, Shannon Elizabeth, Rah Digga
Calificación:
Crítica

Antes que nada, deberemos entender la filosofía de producción de las grandes multinacionales de Hollywood y su decicida y loable honestidad empresarial: hay que captar audiencia, sea como sea, y hay que asegurar al público que llena las salas de cine –esto es, espectadores desde los 16 hasta los 26 años, aproximadamente-. Y como ya estamos en el año 2002, y no hay quien asuste a un público que se las sabe todas... la cosa está que arde. Explotadas ya todas las películas de psicópatas, de un tiempo a esta parte parecen haber “resucitado” –nunca mejor dicho- las películas con casas encantadas. En los años sesenta, los espectadores se asustaban con un espíritu que acechaba en una sombría mansión... pero ¿y hoy?. Seguramente los visitantes a dicha casa se tomarían aquello como una incursión a un parque temático y seguro que terminaban quemándole la sábana al aparecido, o vaya vd. A saber. Entonces... ¿cómo asustarles? Pues claro, a falta de un fantasma... ¡mejor 13!
Lo más lamentable, es que los guionistas de la industria –no de los directores más o menos “personales”, que siguen luchando porque sus historias salgan adelante- parecen haber tirado la toalla en cuanto a originalidad dentro de este sin duda rentable género y ahora se dedican a las adaptaciones, como ha sido la película que nos ocupa y que no es más que una nueva versión de una película menor de 1960 dirigida por William Castle y que tiene precisamente el mismo título: “13 fantasmas”. Además del componente cabalístico del número 13, el hecho de encerrar a un grupo de mortales en una misteriosa casa con varios espectros es interesante, argumentalmente hablando a priori, máxime si todo ello se adoba con un millonario pirado, y sus ansias desmedidas de poder y gloria, cazando a diestro y siniestro apariciones ayudado por un particular médium.
El problema, es la falta de riesgo de las multinacionales USA, que parecen utilizar una especie de “plantilla” para diseñar las películas con un cierto éxito comercial, llenando de tópicos todos y cada uno de los fotogramas del film, convertido ya en una descafeinada y aburrida lata de conservas con el “sabor” justo que tiene que tener y los “colorantes” justos recomendados para no turbar las mentes bien...¿pensantes?. Todo ello, claro está, muy actualizado, “fashion” y “High–tech”, servido al ritmo de una banda sonora bailable, con actores adolescentes de cierta moda, y con el penoso elemento de unos intérpretes de calado como secundarios –en este caso F. Murray Abraham y Embeth Davidtz... todo un desperdicio-. Es curioso, porque la historia del cine ha demostrado que a la hora de asustar, es mucho mejor sugerir que enseñar, pero claro...¿acaso alguien quería asustarse con esta película? Pues no, claro que no, lo suyo es comer palomitas, beber refrescos y gritar cuando toque, como en el tren de la bruja. Pero... ¿miedo?. Huys, no gracias, que da mucho susto.


Federico Casado Reina



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