Ficha película

Título:
Amor Ciego
Director:
Peter y Bobby Farrelly
Intérpretes:
Jack Black, Gwyneth Palthrow, Jason Alexander, Joe Viterelli, Rene Kirby, Bruce McGill, Susan Ward.
Calificación:
Crítica

Si hay algo que caracterizaba el peculiar cine de los hermanos Farrelly, era la grosería y la creatividad: los argumentos y recursos más soeces eran usados con una imaginación tan brillante, que nos sorprendíamos a nosotros mismos con estentóreas carcajadas al contemplar barbaridades como las que sucedían en “Algo pasa con Mary”, y que nos hicieron pensar en una reestructuración de los patrones actuales de comedia, revisitados por una original procacidad. En cambio su siguiente film, “Yo, yo mismo e Irene”, suponía un gran atraso con respecto a éste, ya que prácticamente no nos sorprendían las groserías sin gracia que veíamos de lejos venir en la figura de un más epiléptico que nunca Jim Carrey.
En este nuevo trabajo, no han sabido a qué carta quedarse: por un lado, intentan hacer una película “seria” –si, lo han leído bien- sobre las apariencias externas y la obsesión actual de la estética, con una parábola a la que se la podría haber sacado mucho más partido. Por el otro, intentan cimentar la línea argumental de la historia con varios chistes que tienen su gracia, pero que a base de mostrarlos en la promoción de la película, dejan de tenerlos y, encajados en la estructura del film, únicamente consiguen hacernos sonreír levemente: dos solteros recalcitrantes tienen un criterio selectivo prácticamente imposible de superar por cualquier mujer, hasta que uno de ellos es hipnotizado y ve la “belleza interior” de todas las mujeres que hasta ahora había repudiado, enamorándose de Rosie, una chica de “enormes” encantos en la que descubrirá todo lo que siempre había deseado.
El verdadero problema del discurso que se plantea en la película es la forma de mostrarlo, tan zafia como el protagonista de la misma –un Jack Black que parece sacado de la fraternidad universitaria más descerebrada de los Estados Unidos-: no hay ni un ápice de sutileza ni originalidad en una reflexión tan manida como la historia misma de la dramaturgia, y que no es otra que “la belleza está en el interior”. Y si encima de todo esto, la película no se articula como una verdadera comedia, sino más bien como una sentida elegía, es cuando ya entra la risa, pero no por la película, sino por lo ridículo de las intenciones “emotivas” que se intentan a lo largo de toda la cinta y que evidentemente, no consigue.
Con todas sus evidentes limitaciones, Eddie Murphy ha sido mucho más honesto con la temática –y con sus efectos de maquillaje, mejor conseguido que el “engorde de látex” creado a la escuálida Gwyneth Palthrow-, ya planteada en “El profesor chiflado I & II”, y donde Sherman Klump –el que sería la pareja perfecta de Rosie, a tenor del número de arrobas de su “amor”- se integraba conscientemente mucho mejor en la sociedad donde se movía.


Federico Casado Reina



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