Ficha película

Título:
El único
Director:
James Wong
Intérpretes:
Jet Li, Delroy Lindo, Jason Statharn, Carla Gugino, Dylan Bruno, Steve Rankin.
Calificación:
Crítica

El cine de acción, definitivamente, ha cambiado. Las camisetas sudadas de Bruce Willis y Sylvester Stallone, han dado paso a una violencia mucho más “limpia”, donde la sangre y la suciedad han dado paso a malabarismos visuales digitales que la elevan a coreografías casi estilísticas: ahora lo importante es demostrar lo brillante que es un director enseñando la capacidad de la “estrella” de turno para quitarse de encima a los “malos de la película”, cuanto más lenta y detalladamente, mejor. Esta violencia tiene mucha herencia de las películas de artes marciales de los setenta, donde el indiscutible rey era Bruce Lee. De hecho, la producción de Hong Kong de aquella época fue el embrión para que, en la actualidad, coreógrafos y luchadores como Xing Xiao Xiao –responsable de las secuencias de acción con cables en “Matrix” o “Tigre y dragón”, entre otras- hayan integrado esas espectaculares técnicas en la producción Hollywood para uso y disfrute del público. Olvídense ya del frenético y rápido montaje y fotografía de “La Roca”, donde casi no veíamos nada, porque lo que ahora se lleva es ver cada brizna de metal en una explosión –como en “Operación Swordfish”- o cada milímetro en la evolución de una patada o un puñetazo, todo muy lentito y muy clarito.
En esta sucesión natural del cine de acción –comprensiblemente promovida por una sobredosis de visceralidad y rapidez casi mareante en películas norteamericanas-, parecía que las antiguas estrellas tenían poco que decir, ya que a Schwarzenegger, Jean-Claude Van Damme y Steven Seagal les han sustituido actores igual de carismáticos, pero quizás con menos músculos y más habilidad. Uno de ellos, indudablemente, ha sido Jet Li, campeón olímpico de atletismo y un verdadero virtuoso del Kung-fú, que ya comenzó a deslumbrarnos en la cuarta parte de “Arma Letal”, enfrentado a los ya caducos personajes de Mel Gibson y Danny Glover. Curtido en la inacabable producción de Hong Kong, este actor nacido en Beijing ha demostrado con pocas películas su valía, siendo su anterior producción “El beso del Dragón”, un reencuentro con ese tipo de cine que tanto añoramos los aficionados al buen cine de acción, como género.
Pero sucede que, en un intento comercial de mezclarlo todo, los guionistas norteamericanos han recreado un pastiche de proporciones verdaderamente dantescas, intentando meter con calzador una serie de universos paralelos –tipo Asimov- en una trama donde un ser extradimensional vendrá hasta nuestro “universo” para enfrentarse a sí mismo y robarle todo el poder, como ya hizo en ciento veintitrés universos anteriores. El problema del film, es que, afanado en intentar hacer creíble dicha historia, olvida decididamente el desarrollo y perfil de los personajes, que son meras marionetas que giran en torno a las espectaculares peleas que Jet Li tiene con todos... y consigo mismo.
Cuando uno ha visto ya varias veces al protagonista luchando a ritmo de “Heavy Metal”, y ha descubierto la dinámica del film, todo mostrado al milímetro para ver bien los detalles en las peleas, desgraciadamente se torna soporíferamente predecible, y ni las esforzadas interpretaciones de la preciosa Carla Gugino –“Spy Kids”-, Jason Statharn –“Snatch”- y Delroy Lindo –“Pactar con el diablo”- consiguen hacernos mantener la atención ante una cinta verdaderamente pretenciosa y tremendamente aburrida, en la que la cámara lenta esta patentemente presente, y no sólo en las reyertas patinadas de kung fú.


Federico Casado Reina



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